El “esperar a que escampe” ha sido usado siempre por el líder
de Pontevedra, tanto en problemas de carácter local como cuando ha tenido
rebeliones entre sus barones para moverle el sillón. Sin embargo, la crisis que se abate a principios de 2013 sobre el
partido del Gobierno es de grandes dimensiones y con varios frentes abiertos, y
la corrupción es sólo uno de ellos. Veremos si ante tan sombrío y amenazante panorama funciona
la estrategia del pasmarote.
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