Al Sr. Rajoy le vendrían mejor otras acepciones de la
palabra ejemplar, como la cuarta: “Cada uno de los individuos de una especie o
de un género”, ya que el Presidente es un humilde mortal más, con bastantes de
sus debilidades y alguna extra, ya que por lo general la gente de la calle no
recibe generosas “donaciones” ocultas.
Pero la acepción que mejor le cuadra es, sin duda, la
séptima: “Caso que sirve o debe servir de escarmiento”. Porque este país y sus
millones de contribuyentes ya han aguantado bastante a generaciones de
políticos especialistas en el trinque, incapaces de aprovechar los buenos
momentos económicos para establecer bases sólidas de estabilidad y redistribuir
a la sociedad los beneficios, a chupópteros de todo pelaje. Pero lo que ahora
conocemos, con una doble contabilidad en el partido del Gobierno, y con su Presidente
recibiendo sobres, es totalmente inaudito.
Por eso, si funciona el sistema correctamente, debería
castigarse severamente la trama de corrupción Gurttel-Bárcenas en beneficio del
PP y que sirva de escarmiento para las próximas generaciones de políticos. Si
no es así, nunca se regenerará el sistema, y este nauseabundo caso pasará a la larga
lista de corruptelas políticas impunes de nuestro país, un tema en el que, desde
luego, España no es ejemplo para nadie.
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