miércoles, 9 de abril de 2014

Jacobinos y cenutrios

El flamante primer ministro francés Manuel Valls propuso en su primera intervención parlamentaria, reducir a la mitad el número de regiones de Francia. El sr. Valls forma parte de un gobierno socialista necesitado de iniciativas que le permitan recuperar un electorado desencantado, y que se ha propuesto en serio adelgazar el tamaño del estado para ahorrar fondos públicos. Es una medida, como la rebaja de impuestos y cotizaciones, de inequívoco corte liberal.

En España tenemos en el gobierno a quienes se autodenominan -sobre todo en periodos electorales- liberales y centristas, pero que en los dos años que llevan apoltronados no han realizado ni una reforma de envergadura -ni se espera- para reducir el excesivo e ineficaz entramado administrativo español. El único "adelgazamiento" que han conseguido es el de la clase media, objetivo de todos los cambios legales y afanes recaudatorios surgidos desde el aparato estatal poniendo de excusa la tan manida "crisis". A lo mejor es que no son tan "liberales" como dicen, cuando hay que tocar un pilar del poder de los partidos como es el actual sistema autonómico. Es la canción de siempre, la casta prima sus intereses particulares sobre los de los ciudadanos. Encontrar un estadista -no están en extinción, en otros países existen- en España, es más difícil que intentar convencer a los partidos llamados de izquierda de que la descentralización sin fin no es progresista.