jueves, 17 de octubre de 2013

Disidentes occidentales

La pasada semana Edward Snowden reapareció en los medios de comunicación, saliendo levemente de su vida secreta. De Snowden se sabe que vive en Rusia, no es seguro que lo haga en Moscú, de hecho su paradero es desconocido por motivos de seguridad. Su padre, entrevistado por un canal de noticias ruso, eludió hablar de la vida privada de su hijo para evitar dejar pistas que aportaran alguna información sobre su actual lugar de residencia. Edward Snowden de vez en cuando pasea por la calle, eso si, protegido por un guardaespaldas ya que según su abogado “Se trata del estadounidense más buscado”.

La pregunta es ¿De quién debe protegerse Snowden? Y no sólo Snowden, también otros filtradores como Bradley/Chelsea Manning y Julian Assange han sido y son perseguidos por los EEUU y sus aliados occidentales. El soldado Manning fue finalmente condenado a 35 años de reclusión en una prisión militar, una pena sensiblemente inferior a la solicitada por la fiscalía del Ejército de EEUU. Assange por su parte, vive refugiado desde 2012 en la embajada ecuatoriana en Londres, temeroso de acabar frente a un tribunal estadounidense.

Durante la guerra fría existió una figura, la del disidente soviético, que era perseguida por manifestar su oposición al régimen imperante, muchas veces por denunciar las injusticias, ilegalidades y violaciones de los derechos humanos del estado totalitario. Casos como el de Aleksandr Solzhenitsyn -que denunció el Gulag-, o Andréi Sájarov -que se opuso a los militares-, fueron perseguidos por las autoridades de la URSS. En el siglo XXI vemos reproducirse estas persecuciones a quien denuncia abusos y atrocidades, la diferencia es que el regimen opresor es la llamada democracia occidental.

3 comentarios:

  1. Curiosamente, la Urss, fruto de entre muchas cosas, la mala fama que le daban, acabó desintegrandose y su sistema quedandose obsoleto, lo abandonaron.

    ¿Pasará algo parecido en un futuro con los EEUU?

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  2. Gracias por tus comentarios Jesús.

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