El día 20 de marzo se cumplen diez años de la Guerra de Irak, perfecto ejemplo de un conflicto organizado para satisfacer intereses económicos y en el que el principal instigador, los Estados Unidos de G. W. Bush, no dudó en mentir al mundo afirmando que Irak poseía amenazantes armas de destrucción masiva.
Tras declarar el 1 de mayo de 2003 la «Misión cumplida», el presidente estadounidense hubo de aguantar siete años de guerra civil e insurgencia antiamericana con la implantación en el país de Al Qaeda, inexistente en tiempos de Saddam Husein. El papel de EEUU como gendarme mundial tras el fin de la Guerra Fría quedó finiquitado con vergonzosos episodios como las Torturas en Abu Ghraib, la ejecución de Saddam o las continuadas matanzas de civiles.
Conviene recordar el papel de comparsa que jugó España en aquellos sucesos. El Sr. Aznar, que acababa de formar la burbuja inmobiliaria que ahora pagamos todos, tuvo tiempo para hacer de vasallo estadounidense -todavía se recuerdan las reverencias a Bush del ministro Piqué- y mandar unas tropas a Irak en misión humanitaria. No sabemos que entenderían los señores Aznar y Trillo por misión humanitaria viendo la paliza que propinaron unos soldados españoles a prisioneros iraquíes. No estaría de más que diesen una explicación.
Recordamos también que Trillo, responsable de la contratación del Yak-42 que costó la vida a 62 militares españoles, de la chapucera compra de chalecos sin antiinfrarrojos y del impagable ¡Viva Honduras!, fue premiado por mariano Rajoy, el mismo que dice que hará una ley contra los corruptos, con la embajada en Londres. No hay nada como ser del Opus para medrar en el PP.
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