viernes, 22 de marzo de 2013

Jérôme Cahuzac


El nombre que aparece en el título de este artículo no corresponde a un hombre ejemplar ni mucho menos, se trata más bien de una versión gala de un tipo de político que aquí conocemos de sobra: el trincón. Cahuzac era hasta el 20 de marzo, el ministro de Hacienda del gobierno de François Hollande.

Resulta que allá por diciembre, el periódico online Mediapart difundió una grabación donde el ministro reconocía tener una cuenta en el banco helvético UBS. A partir de enero, la policía del país vecino comenzó a investigar esa presunta cuenta secreta que tenía Jérôme Cahuzac en Suiza desde el año 2000. Eso de las cuentas suizas nos suena de algo por aquí ¿verdad?.
Bien pues aquí terminan las similitudes, porque Cahuzac dimitió nada más conocer la apertura de la instrucción. Hay que reconocer que no era presentable pedir impuestos y perseguir a los defraudadores del fisco teniendo una cuenta en Suiza, pero en España ¿Acaso no hemos visto vergüenzas mayores y de todos los colores?

Esta misma semana hemos podido presenciar el bochornoso espectáculo de Pepiño Blanco y Oriol Pujol, agarrados como garrapatas a sus asientos y a sus sueldos. Tampoco ha dimitido nadie del PP por los papeles de Bárcenas, ni del PSOE por el escándalo de los ERE, y si echamos la vista atrás y repasamos hemerotecas y autos judiciales, nos salen a docenas los sinvergüenzas que se aferran a sus poltronas contra viento y marea. Porque en esta piel de toro, además de mucho ladrón, hay una enorme falta de cultura democrática y no existe la asunción de responsabilidades, lo único que vale es estirar la mano para que me caiga el sueldo, el sobre o la dádiva correspondiente y a vivir bien, que el Partido siempre me apoya.

Como tantas otras cosas, parece que también la decencia democrática empieza en los Pirineos.

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