viernes, 8 de febrero de 2013

Harakiri 2.0

En los últimos días, vamos conociendo algunas propuestas concretas acerca de la cada vez más inevitable regeneración política. Son estimulantes las ideas de Elisa de la Nuez Sánchez-Cascado y el “Manifiesto por la Regeneración de la Democracia y la Refundación del Estado” de UPyD. Ambos análisis coinciden en la crisis de las instituciones democráticas y la distancia abismal que hay entre los ciudadanos y sus representantes. Como muestra un botón: ayer el señor Duran i Lleida afirmó que los sueldos de los políticos son insuficientes y deberían cobrar más para evitar casos de corrupción. Es un diagnóstico de la situación que se sitúa en las Antípodas de lo que piensan los contribuyentes de a pie, que por lo general no pueden vivir en el Palace y no financian sus negocios con Fondos Comunitarios desviados.

La situación guarda cierto paralelismo con 1976, cuando las Cortes franquistas votaron a favor de la Ley de Reforma Política que suponía su desaparición. La institución comprendió que su existencia era un puro anacronismo en la sociedad española de los años 70, con el Régimen en proceso de liquidación. Hoy en día vivimos en un sistema democrático, pero las instituciones están muy desgastadas y van por detrás de la sociedad. El bipartidismo anula todos los mecanismos de control democrático y eso se deja notar en la baja calidad de las élites que dirigen el país. Los poderes nacidos con la transición deben reformarse en profundidad, pero para que eso ocurra, el ordenamiento actual exige el acuerdo de los dos grandes partidos. Pero ellos saben que la regeneración significará el fin de sus privilegios, la renuncia a todos los recursos y prebendas que se han ido procurando durante décadas. La esperanza que nos queda es ver si de verdad les queda honor suficiente como para hacerse otro Harakiri.


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